Vos audita perit; litera scripta manet.

sábado, 8 de enero de 2011

Lo perfecto, imposible de alcanzar.

Es frustrante. Me hostino. No puedo alcanzar el cielo. No puedo saborear lo prohibido. No puedo morder la manzana envenenada. No puedo gritarle al cielo lo mucho que me gustaría volar. No puedo guardar al arcoiris. No puedo ser sirena. No puedo. Perfecto es sinónimo de imposible, de inalcanzable. Es querer y no poder. Es intentarlo y caer una y otra, y otra vez. Es intentar, aunque tan sólo sea, ver por una vez en mi vida, esos ojos verdes que tan tuyos como míos son, y saber que no puedo. Es desear tener alas, para ir hacia tí. Es querer miel, en el mundo del azúcar. Es... quererte. Y no tenerte. Es no haber visto tus ojos. No haberte visto sonreír. No haber oído tu risa, no haberte olido nunca. Es no conocerte, pero quererte. Suena a locura, ¿verdad? No te conozco, y ya te quiero. Pero, ¿qué importa? Tengo el resto de mi vida para conocerte. No es cuestión de uno, ni de dos días, el conocer a una persona. A mí esos detalles, me sobran. Es levantarme por la mañana, y saberlo. Saber lo que nunca supe con los otros. Saber lo que siempre deseé descubrir. Querer hablar con alguien las veinticuatro horas del día, sin parar. Y pensar que todo esto se solucionaría con un avión. Desde que te conozco, odio profundamente el mar. No puedo ni verlo. He deseado con todas mis fuerzas que el océano se seque. Sí. Suena egoísta, pero, no sabes cuánto deseo verte, no sabes cuánto deseo tocarte, y que me acaricies el pelo como nadie lo hizo nunca. Gracias por coincidir conmigo en esta vida, por haberla hecho cobrar sentido de nuevo. Un clavo quita a otro. Sí. Gracias por aparecer. Como de la nada, ahí estuviste. Te veré. Lo sé. Estoy segura casi al ciento cuarenta por ciento. Te quiero.

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