Quiero ser las palabras que pronuncies, quiero escribirte el alma, quiero grabar un corazón con nuestros nombres y mi navaja en tu pecho y que no haga borbotar sangre, sino ternura.
Hoy rozar tus manos es acariciar la dicha, hoy te veo y soy y siento. Pero tan sólo eso, te prometo el comienzo, te prometo el empiezo de esta partitura, te prometo el no-acabo de este poema.
Te prometo lo que ahora eres; un comienzo.
Pero dudo mucho que vayamos a tener un final.
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