Vos audita perit; litera scripta manet.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Es agua. Tan sólo es agua.


Entre ranas de origami, la lluvia no cesa, y me pregunto ciertos por qués de la existencia.
Puede que sea la soledad lo que me invita a hacerlo, puede que sea banal aburrimiento, puede que sea la humedad en mi pelo, puede que sea la lluvia en el cristal, que hace verlo todo con ojos de personas diferentes. No lo sé, puede que esté lloviendo.
El viento azota los árboles. No, han parado de moverse. No, acaban de volver a agitarse de nuevo. Es un sí y no de la naturaleza. Cielos grises que impiden la vista más allá de lo que se ve, luces de casas, con gente dentro, viendo la televisión, las noticias, sobre el tiempo. Y me cuestiono: ¿qué ocurre? Es agua. Sin agua, no podríamos vivir. ¿Por qué le tenemos miedo al agua, si es aquello que nos hace respirar, correr, vivir, sentir? Me explicaron que el agua es una simple mezla de sustancias, que hacen posible la vida, allá por sexto de primaria. Me asombré bastante, dada mi ignorancia por aquella época. Tan sólo han pasado tres años, y todo ha cambiado mucho. Y mira, puede que sea la meteopatía que me invade, pero hoy, veo las cosas de diferente manera. Veo las cosas, de una forma totalmente distanta a como las suelo ver siempre. ¿Qué ocurre? No puedo salir a la calle. Mis botas carísimas de piel, de marca, se estropearían. Qué pena. Junto a la pobre luz que entra por mi ventana, me imagino la vida de las personas que viven a mi alrededor. Me imagino sus problemas, sus obligaciones sus consternaciones, sus frustraciones. Y me parece divertido. Me divierte imaginarmelo, tanto, como meter las manos en las bolsas de legumbres. Tanto, como mirar hacia atrás, en el cine, para verles las caras a la gente, sus vulgares caras de asombro, asco, miedo, dulzura o de incógnito. Pero, si de una cosa estoy segura, es de que está lloviendo. No lo dudes.

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