Vos audita perit; litera scripta manet.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Segundo movimiento.


Eres cada día que pasa. Eres cada lágrima que derramo. Eres cada mañana y cada noche sin ti. Eres cada mes de Junio. Eres cada día dos en los que tu y tus suspiros, no estáis. Eres cada uno de los sentidos que perderé con la vejez que no pasaré a tu lado. Eres cada pájaro que vuela por el cielo. Eres cada rosa sin espinas que veo al pasear. Eres cada estrella que veo en el cielo, sin ti. Eres cada respiración difícil, de esas que cuestan, porque cada segundo que pasa, es más duro estar sola. Eres ese sueño que no cumpliré. Eres ese niño que juega en el parque. Eres esa sonrisa sin esencia. Eres como esa nube que no cuadra con el paisaje. Eres como ese avión que se va. Eres como las hojas en otoño, o como la lluvia en abril. Eres el té de las cinco. Eres las estrellas de una noche sin luna, y la luna de una noche sin estrellas. Eres cada gota de agua que bebo. Eres lo que más odio (y amo) de mí misma. Eres mis pies en la arena. Eres la luz que se apaga. Eres tú... y ya no estas. Que eras (y eres) todo, y te fuiste sin más. Pero ¿yo qué soy sin ti?
Sin ti soy como un velero sin viento. Soy un mendigo sin perro fiel. Soy un colibrí sin petunia. Soy una nube sin brisa. Soy una cascada seca. Soy una rosa sin olor, una foto en blanco y negro. Soy un día sin Sol. Soy una cara inexpresiva. Soy como un clérigo ateo, como un carpintero sin nada que pulir. Soy el halo sin luz. Soy el minuto que pasa y no regresa. Soy las noches en vela, el café, y el azúcar. Soy las mil canciones que te hacen llorar. Soy la moneda de bronce que te encuentras por la calle. Soy cada mapa que conduce a ti, soy el atajo que conllevan tus miradas.
Pero, por encima de todo eso, somos seres incompletos que andan buscándose sin encontrarse.

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