Me gustaría decirte muchas cosas. Tantas, que hasta me resulta imposible contarlas. Las cosas son como las estrellas, aunque sin embargo mi cabeza no está tan ordenada como el cielo que veo todas las noches... La otra noche me di cuenta de que tú ves las miasmas estrellas que yo. Mi cielo ahora, es un remolino, y si separara todo, todos mis pensamientos, mis dudas, mis preocupaciones, mis placeres... todo se reduciría a ti. En tu forma de hablar y en como me tratas. La forma en la que, me enfado, y sigues queriéndome, como si nada. Cuando me haces llorar... es tan lindo cuando me haces llorar...
Qué tierno, ¿no es verdad? Hemos tenido miles de momentos y ni siquiera compartes el mismo trozo de tierra flotante que yo. Siempre pensé que nos conocimos en el momento equivocado, en el lugar equivocado, y en las circunstancias equivocadas (todo fue mal, si prefieres que sea breve).
Seguro que piensas que soy una egoísta. Porque, ¿sabes? te quiero sólo para mi. Quiero que me abraces y que me cojas por la cadera, que hagas cosas mientras yo te miro. Que me prepares el desayuno y que yo sea el tuyo.
Besos para desayunar, comer, y cenar; ese será nuestro menú principal para el resto de nuestros días.
Te quiero.
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