Podemos rescatar las ojeras con los dedos y
caernos por los pómulos para
amanecer en el cielo de la boca y
despertar de todos los amagos de acariciarte las manos.
Confusa.
Porque eres ese tipo de melancólicos a los que les gusta
observar un cuadro raro con marco feo y autor desconocido
durante horas
y enamorarse perdidamente.
Porque si llueven mis ojos
tú te paras en mitad del bulevar
a mirar al cielo.
Porque cada vez que se me resquebraja el pecho
guardas poemas entre mis grietas.
Porque tu pulso va
al ritmo del otoño,
y sus hojas
y tus ojos,
secos, castaños y de caída libre.
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