Desde luego, este mundo, es un verdadero infierno. Hay miles de millones de miños, muriendo cada día. Hay ancianos que no recuerdan qué hicieron esta misma mañana, o cómo se llama su propio hijo. Hay lujos, hay desgracias. Hay robos, atracos, asesinatos. Hay corrupción, y engaño. Hay desamor, y falsas esperanzas. Hay lágrimas innecesarias, pero también las hay necesarias. Hay ojos vacíos, ojos tristes, y ojos hambrientos. Hay pena, hay desesperación. Hay mentiras, hay traición. Hay desconfianza y rupturas. Hay bosques que se queman. Hay ciudades que se inundan.
Son demasiadas cosas, para tanta gente inútil. Son demasiadas cosas, para tan pocas personas.
Pero soy un pájaro. Un águila, un buitre, un tucán. Una golondrina, una gaviota, o un pájaro carpintero. No importa la raza. '¿Qué más dará? son todo pájaros'. Soy un águila, que vuela por el cielo buscando cobijo. Soy un buitre, que vive de la muerte de otros individuos. Soy un tucán, a veces, demasiado colorido para días oscuros. Soy una golondrina, siempre aleteando, siempre buscando cada vez más, sin descanso, sin rendirse. Soy una gaviota, disfrutando cada día de un inmenso mar de posibilidades. Soy un pájaro carpintero, que no tiene miedo a construirse una casa, aquí, allá, o más lejos aún.
¿Qué importará, si soy uno u otro en concreto, cuando puedo ser un poco de todo?
Tal vez, las personas tengamos que aprender más de los pájaros. Siempre buscando lo que les pertenece, siempre con un único objetivo, o varios, pero fijos, y no rendirse hasta conseguirlos.
Mi objetivo, hoy, es ser feliz.
Haga frío, haga calor, sean las dos de la madrugada, o la hora del té, sea otoño, o mayo, tenga quince, o tenga noventa y dos años.
Ser feliz. Tan sólo eso. Palabras, que puedo olvidar, ignorar, o recordar. Palabras que se quedan grabadas en mi mente, por un día, un mes, o hasta el final de mi vida, incluso después de haber muerto.
Quiero recordar, que en cada momento, existe una sonrisa. Si no es porque el aleteo de una mariposa ha formado un corazón en el cielo, es porque ese niño del parque ha encontrado una piedra de color verde, o azul, o violeta, y le ha encantado. Que en cada momento, puede haber una lágrima, sí, pero de felicidad, a poder ser.
Quiero saber, si hoy por hoy, sigue habiendo en mí una pequeña sonrisa, que haga que mis latidos cobren sentido.
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