Vos audita perit; litera scripta manet.

domingo, 22 de abril de 2012

uno, dos y tres.

Me dijo hola... yo sólo suspiré. ¿Qué más pude hacer? Me dijo hola. Yo pensé en muchas cosas. Pensé en decir algo, en si debía callarme, si tal vez debería darle la mano o.. ¿pero qué digo? ¿darle la mano?
Me dijo hola, y entonces todo paró. No entiendo cómo, pero de repente yo lo vi todo más lento, y me dio tiempo a pensar mucho más en mis posibilidades. ¿Por qué me habrá saludado? ¿Por qué habrá dicho ''hola'', y no ''buenos días''? ¿Por qué no simplemente habrá sonreído, o algo por el estilo? Y lo más inquietante, ¿por qué me dijo hola... a mí?
Me empecé a imaginar mil cosas. En lo lindo que debía ser dormir (y despertar) a su lado. En si alguna vez me llegaría a comer -a besos, siempre-. En si lograría llegar a retirarme el pelo de la cara. En lo dulce que sería encontrarme con él aleatoriamente en algún lugar.
Me dijo hola y en un quinto de segundo yo ya había pensado todo eso (pensarás que estoy loca, pero tal vez sólo sea una tonta más). Se me acababa el tiempo, y yo no sabía que hacer, aunque, finalmente, y horas después de aquella conversación que no pude acabar, llegué a una conclusión.

Me dijo hola... y creo que me ama.

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